Uno de los testigos más importantes del proceso fue un vecino del edificio donde vivían Luis Fernando Reyes Meza y Adriana Vargas Uribe. Este testigo tenía vista directa a través de las ventanas del apartamento de la pareja y compartía frecuentemente espacios con ellos.
En su declaración, aseguró que nunca presenció ni escuchó actos de maltrato por parte de Luis Fernando hacia Adriana ni hacia la niña. Por el contrario, fue testigo directo de episodios en los que Adriana maltrataba verbal y físicamente a Luis Fernando, muchas veces en presencia de su hija menor.
Un hecho particularmente grave relatado por este testigo fue que Adriana intentó convencerlo de cambiar su testimonio, ofreciéndole un viaje a solas con ella a cambio de que declarara a su favor. El testigo se negó, y decidió hablar con la verdad, afirmando que era Luis Fernando quien recibía agresiones dentro del hogar, no quien las provocaba.
Este testimonio, por su cercanía física y observación directa, resulta fundamental para comprender el entorno real de la familia.
El psiquiatra infantil fue el único profesional que evaluó a todos los miembros de la familia, tanto antes como después del proceso de divorcio.
En su declaración, el Dr. afirmó que no encontró ningún signo clínico, emocional o psicológico compatible con maltrato intrafamiliar. Ninguno de los miembros de la familia —ni los niños ni Adriana— manifestó haber sido víctima de violencia, ni mencionó agresiones dentro del hogar.
El psiquiatra explicó que, tras la separación de los padres, la niña comenzó a repetir frases como “mi mamá dice que mi papá es malo”, pero no podía explicar por qué ni mostraba ninguna carga emocional al respecto. Esto lo interpretó como un discurso inducido por un adulto —en este caso, presumiblemente la madre—, y no como una experiencia vivida.
Además, Escobar había entrevistado previamente a Adriana años antes y ella nunca mencionó haber sufrido violencia por parte de Luis Fernando, lo que pone en duda su versión posterior de los hechos. También aclaró que el hijo mayor de Adriana no se fue del país por maltrato, sino por dificultades de adaptación cultural al llegar desde EE.UU porque no pudo adaptarse a la cultura y quería era estar al lado de su padre biológico. Versión confirmada por la empleada del hogar.
Ambos padres de Adriana Vargas fueron llamados a testificar en el proceso. Tanto su madre como su padre afirmaron de forma categórica que nunca presenciaron ningún tipo de violencia por parte de Luis Fernando hacia su hija.
Su testimonio no solo desmonta la supuesta narrativa de años de maltrato, sino que evidencia que quienes estuvieron cerca de la pareja durante su relación no observaron jamás señales de agresión por parte de él. Adicionalmente desmonta la versión de Adriana vargas donde decía que no le dejaban ver a sus padres.
Ella trabajó con la familia durante más de dos años, participando activamente en las rutinas diarias de la pareja y los niños.
Durante su testimonio, fue clara y firme en afirmar que jamás vio a Luis Fernando maltratar a Adriana ni a sus hijos. Describió a Luis Fernando como un padre amoroso y una persona tranquila.
A pesar de su cercanía con la familia, la jueza del caso desestimó su testimonio, lo cual es cuestionable considerando el tiempo y la proximidad de su labor dentro del hogar.
La versión de de ella coincide plenamente con la del vecino y refuerza la tesis de que no existía violencia por parte del acusado.
La hija menor de Luis Fernando y Adriana fue llamada a declarar en el juicio por su madre, cuando tenía 12 años, sobre supuestos hechos ocurridos cuando ella tenía apenas 4 años.
Su testimonio fue considerado problemático por varios motivos:
Este testimonio claramente carece de objetividad.
La Dra. Nicole Echeverry, esposa actual de Luis Fernando, ha sido testigo cercana del proceso y de la persona que es él en su vida diaria.
Afirma que durante más de seis años de convivencia, ha conocido a un hombre bondadoso, amoroso, caballeroso y profundamente comprometido con su familia.
Nicole sostiene que todo este proceso ha estado marcado por una campaña de desprestigio, motivaciones económicas no atendidas y una clara intención de venganza.
Ella ha sido firme en defender la verdad desde su experiencia directa y el conocimiento profundo que tiene de su esposo y las pruebas del proceso.
La abogada Luz Mery Alvis ha liderado la defensa jurídica de Luis Fernando en todos los ámbitos en los que ha sido denunciado por Adriana Vargas Uribe, confirmando bajo juramento más de 30 denuncias interpuestas por la misma mujer hacia Luis Fernando, ella es Adriana Vargas Uribe. También establece que fue testigo en como de diferentes formas, Adriana manipulaba a su hija a su acomodo, informando más aún la alienación parental ejercida por la madre sobre la menor. Adicionalmente afirma múltiples irregularidades en el proceso.
Entre sus principales argumentos están: