Los testimonios y valoraciones profesionales de psiquiatras infantiles, peritos y testigos directos son claros y contundentes: jamás existió violencia por parte de Luis Fernando Reyes Meza. Al contrario, todo apunta a un profundo amor de padre, obstaculizado por una madre que ha manipulado, tergiversado y hasta instrumentalizado emocionalmente a los niños.
📌 El psiquiatra que evaluó a toda la familia declaró bajo juramento que nunca hubo señales de maltrato, y que el niño Sebastián no logró adaptarse a Colombia, extrañaba a su papá, y por eso terminó regresando a vivir felizmente con él a Estados Unidos, contrario a la versión irreal y fantasiosa que crea Adriana para tratar de desdibujar la imagen de Luis Fernando.
📌 Los informes muestran que Sebastián iba acompañado por AMBOS padres a las consultas y que su problema era de adaptación y comportamiento, no de violencia. Refutando así la versión de Adriana de que era Luis Fernando quien lo llevaba al psiquiatra y había decidido medicarlo.
📌 Una empleada doméstica así como el psiquiatra infantil confirmaron que la mala relación la tenía con Adriana, su madre, con quien discutía constantemente. Sebastián mismo expresaba que era feliz en la casa de su papá en EEUU y por eso se devolvió, no porque Luis Fernando lo maltratara.
📌 La niña, en valoración psicológica, repetía que “su MAMÁ le decía que su papá era malo”, pero lo hacía sin emoción alguna, como si repitiera algo aprendido de memoria. ¿La razón? Porque su mamá se lo decía constantemente. Eso lo afirmó el profesional tratante.
📌 A Luis Fernando en varias ocasiones no le permitían ver a su hija, al punto de tener que llevarla a consulta solo cuando por fin se la dejaban ver. Incluso hay registro de que la madre se fue a Europa, dejando a la niña con los abuelos y sin contacto con su padre.
📌 Y lo más grave: en 2017, la niña no mencionaba ningún tipo de violencia. Pero ocho años después, en medio del proceso judicial iniciado por Adriana, “recuerda” con detalle una versión que coincide palabra por palabra con la que ha sostenido su madre todos estos años.
Esto no es una coincidencia. Esto se llama alienación parental. Y está documentada.
Luis Fernando Reyes ha sido, es y será un padre amoroso, presente, y profundamente comprometido con sus hijos. Lo que ha vivido es el resultado de una campaña sistemática de manipulación y desprestigio, no de un fallo como padre ni como ser humano.
🛑 La verdad está documentada. La manipulación también.
															
															
															
															
															Una vez más, Adriana Vargas miente.
En esta declaración notariada, la asistente de Luis Fernando —quien ha trabajado con él por más de 3 años y medio— explica lo que realmente ocurrió: fue durante una demostración voluntaria de un equipo láser, donde Adriana misma se ofreció como modelo, y allí sufrió una leve quemadura presenciada por varias personas. Lo más importante: el equipo era manipulado por una técnica externa, enviada por la empresa proveedora, no por Luis Fernando.
Entonces… ¿qué tatuaje? ¿Qué imposición? Otra historia falsa más.
Esta misma testigo también desmiente la supuesta “violencia económica”. De hecho, afirma que Luis Fernando asumía absolutamente todas las obligaciones financieras del hogar, incluidas las compras personales de Adriana: desde productos de belleza hasta lentes de contacto, además de arriendo, colegio de su hija, servicios, viajes, y más.
Y mientras Adriana intenta hoy mostrarse como víctima, la realidad —dicha bajo juramento— muestra a una mujer dominante, exigente, que manipulaba emocionalmente para conseguir lo que quería, incluso en público.
															
															En una declaración juramentada, la señora que trabajó durante años en el hogar de Luis Fernando y Adriana ofrece un relato claro y contundente: “La persona que siempre iniciaba las peleas era la Sra. Adriana”. Describe a Luis Fernando como un hombre tranquilo, respetuoso y comprometido con su hija, mientras que Adriana se mostraba impulsiva, distante con la niña, y obsesionada con controlar hasta los mínimos detalles de la vida del Dr. Reyes. La empleada también afirma que nunca presenció ningún maltrato por parte de él, ni hacia su hija ni hacia Adriana, y que por el contrario, fue testigo de cómo esta última instrumentalizaba emocionalmente a la niña, inventando situaciones para causar conflicto. Esta declaración desmiente categóricamente la versión manipulada que Adriana ha difundido y confirma lo que muchos que conocen a Luis Fernando han defendido desde el inicio: su inocencia, su bondad y su deseo genuino de ser un buen padre.
															
															
															
															
															“con la que pensaba que se podía construir financiera y emocionalmente algo”
Aunque en apariencia parece una frase neutra o incluso positiva, la forma en la que lo redacta revela más de sus propias motivaciones que de las de Luis Fernando. Aquí el análisis:
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1. Orden de prioridades: lo financiero aparece primero
Cuando alguien habla desde lo espontáneo, el orden de los elementos suele reflejar la jerarquía mental. En este caso, dice “financiera y emocionalmente”, y no al revés. Eso sugiere que el interés económico era una dimensión central —si no la principal— de su motivación en esa relación.
⚠ En un contexto de noviazgo, lo habitual es anteponer lo emocional o afectivo. Que lo económico vaya primero no es casualidad.
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2. Su pensamiento no era emocional, sino calculado
No dice: “nos enamoramos y queríamos un futuro juntos”, sino que usa un lenguaje racional y evaluativo: “pensaba que se podía construir”, como si se tratara de un proyecto de inversión. Esto indica que su vínculo no partía de una conexión afectiva profunda, sino de una evaluación estratégica: si este hombre era útil para construir algo económicamente.
Esto refuerza una hipótesis ya planteada: que la relación fue instrumentalizada desde el inicio por conveniencia, y que ella se vinculó por la proyección económica de Luis Fernando, no por amor genuino.
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3. Confirma su interés económico en boca propia
Al mencionar lo financiero como parte de su visión de pareja, ella misma está aceptando que el dinero era un factor determinante. Esto cobra aún más valor cuando hoy lo acusa falsamente, pretendiendo mostrarse como una víctima de un hombre “dominante” o “abusivo”, cuando en realidad era ella quien tenía una agenda basada en interés económico.
Si una persona dice que pensaba en “construir financieramente” con alguien, es porque está considerando los beneficios materiales de esa unión.
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🧩 Conclusión
Esta frase no solo contradice la narrativa actual de Adriana, sino que revela su visión calculadora desde el inicio de la relación. Ella no fue víctima de un hombre controlador o ambicioso: al contrario, fue ella quien proyectó una relación basada en lo económico y se unió a Luis Fernando no desde el amor, sino desde la conveniencia.
Este fragmento —aparentemente inofensivo— es en realidad una prueba reveladora de su verdadero interés inicial y debe ser usada como contraprueba del relato de victimización que hoy intenta sostener.
Como parte del compromiso con la verdad, consideramos fundamental visibilizar los relatos de quienes fueron testigos directos del abuso psicológico, el hostigamiento y la manipulación que vivió el Dr. Luis Fernando Reyes. Este testimonio no es solo una anécdota aislada: es una voz más —de alguien que estuvo allí— que coincide con decenas de pruebas, declaraciones y evidencias ya documentadas.
Esta enfermera no solo trabajó junto al Dr. Reyes, sino que fue testigo presencial de una de las tantas situaciones en las que fue víctima de maltrato verbal en entornos profesionales. Su testimonio tiene un profundo valor moral y humano, y representa lo que muchas personas del entorno médico ya conocían, pero temían decir.
A continuación, compartimos su relato, con el consentimiento de la testigo, como un acto de justicia y memoria.
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“Fui testigo del maltrato que él recibió”
(Testimonio real de una enfermera del equipo quirúrgico del Dr. Luis Fernando Reyes)
															
															
															
															
															– Declaración espontánea de su secretaria, testigo directa de su vida personal y profesional.
En medio de tantas versiones manipuladas y acusaciones sin fundamento, las voces de quienes realmente conocen a Luis Fernando Reyes siguen saliendo a la luz con fuerza y claridad. Una de ellas es la de su secretaria, quien durante años trabajó a su lado, observando no solo su ética profesional, sino también su entrega como padre, esposo y proveedor.
En su declaración juramentada durante el proceso penal, donde falsamente se le acusaba a Luis Fernando de Violencia Económica, ella afirma con contundencia que Luis Fernando siempre asumió todos los gastos del hogar: servicios, alimentación, educación, salud, viajes, mantenimiento… absolutamente todo. Pero no se detuvo ahí. Además, le entregó a Adriana una tarjeta de crédito para que pudiera usarla libremente, sin restricciones, sin límites fijos. Y esto, a pesar de que Adriana también tenía ingresos propios derivados de su trabajo.
Este testimonio desmonta por completo la narrativa de una mujer abandonada o desatendida. Por el contrario, muestra a un hombre que no solo fue generoso y comprometido económicamente, sino que también confió plenamente en su pareja, dándole autonomía financiera y respaldo incondicional.
Y lo más revelador es la frase espontánea de esta mujer, sin intereses ni emociones cruzadas:
“¿Quién no quisiera tener un esposo como el Dr. Luis Fernando Reyes?”
Una afirmación que no nace de la exageración, sino del respeto, la admiración y la evidencia de lo vivido.
Porque en medio de tanto ruido, hay verdades que siguen gritando en silencio.
Verdades dichas por quienes sí estuvieron ahí.
Verdades que merecen ser escuchadas.
Irregularidades en la prueba psicológica de Adriana, refutadas por un experto
La evaluación psicológica forense que confirma su integridad
Una evaluación psicológica forense realizada por la especialista Gloria Annie Martínez Ramírez, psicóloga jurídica y forense, concluyó de manera contundente que Luis Fernando Reyes Meza no presenta características psicológicas compatibles con personas que cometen violencia intrafamiliar.
Estas son las conclusiones clave del informe:
Este análisis técnico, respaldado por metodología forense, desmiente por completo la versión que intentó instalar la parte acusadora. Luis Fernando no solo es un hombre emocionalmente estable y sano, sino que jamás presentó indicios compatibles con una conducta violenta.
Este documento, sumado al informe de refutación previo, deja en evidencia que las acusaciones en su contra no tienen ningún sustento clínico ni científico.
															
															
															
															En agosto de 2022, un neuropsicólogo forense independiente —el Dr. Fulton Edison Franco Vélez— emitió un informe técnico de refutación que evidenció graves fallas en la valoración psicológica presentada por la parte acusadora en el caso contra el Dr. Luis Fernando Reyes Meza.
Entre las conclusiones más relevantes del informe se destacan:
Este informe técnico demuestra que el proceso estuvo contaminado por errores metodológicos, falta de objetividad y ausencia de rigor científico. Lejos de ser una prueba válida contra Luis Fernando, esta valoración se convierte en una evidencia de cómo una denuncia mal sustentada puede ser manipulada para perjudicar a un hombre inocente.
															
															Desde el primer momento, su mayor deseo fue estar presente en la vida de su hija, compartir con ella, acompañarla, verla crecer. Nunca faltó a sus deberes como padre, ni económica ni emocionalmente. Pero a pesar de su voluntad constante de estar cerca, le impidieron ejercer su rol de papá.
Durante años, tuvo que recurrir a acompañamientos policivos para poder verla, porque se le negaba injustamente ese derecho fundamental. Aun así, nunca dejó de intentarlo. Porque el amor de un padre verdadero no se rinde, aunque lo obliguen a vivir una paternidad a medias, marcada por obstáculos que nunca debieron existir.
															Contrario a la narrativa que intenta imponer su exesposa, fue él quien sufrió maltrato. Tanto así, que las autoridades le otorgaron un amparo policivo como medida de protección frente a las agresiones verbales y físicas de Adriana. Esta decisión judicial confirma que, lejos de ser el agresor, Luis Fernando fue la verdadera víctima en la relación.